el microscopio
Los griegos y romanos, con todos sus ejemplos morales o filosóficos, no tuvieron la menor idea de la existencia del mundo microscópico. Esopo y Fredo no pudieron imaginar que existieran animales más pequeños que la pulga. Los emperadores romanos y el mismo rey Salomón, pese a su gran poder, ignoraban la existencia de un mundo completamente inaccesible a su vista, y enemigos que Alejandro Magno ni Aquiles hubieran podido vencer.
Las primeras aplicaciones de lentes fueron hechas por Euclides y Ptolomeo. Euclides fue un célebre matemático alejandrino que publicó Elementos, uno de los textos matemáticos más importantes. Claudio Ptolomeo, a su vez, astrónomo y geógrafo griego, fue el inventor del astrolabio, instrumento usado en las observaciones astronómicas. Séneca, quien fuera el tutor de Nerón y su consejero cuando este fue emperador, relata, al igual que Plinio, cómo el emperador contemplaba las batallas de gladiadores a través de esmeraldas talladas, posiblemente para corregir así su miopía.
A finales del siglo XVI Leonardo da Vinci ya insistía en las ventajas de emplear lentes en el estudio de los objetos pequeños. Durante este tiempo, se destaca el estudio de insectos minúsculos, tanto que en el libro Magia naturalis de Juan Bautista de la Porta se describen los principios y usos de aquellas.
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