Trastorno
por déficit de atención e hiperactividad
Qué es El
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una disfunción de
origen neurobiológico que conlleva una inmadurez en los sistemas que regulan el
nivel de movimiento, la impulsividad y la atención.
“El TDAH puede presentarse con hiperactividad o sin
ella”, especifica a DMedicina Azucena Díez, presidenta de la Sociedad Española
de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría y miembro del
departamento de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra. “Estos niños
tienen menos capacidad para atender o se mueven más de lo que se esperaría para
su edad”.
Dado que es un trastorno del neurodesarrollo, para
que se considere TDAH los síntomas tienen que aparecer antes de los 12 años. Si
no aparecen antes, no se puede hacer un diagnóstico. “No hay TDAH que comience
en la edad adulta”, añade.
Incidencia
Según
Díez, esta patología afecta sobre todo a los niños y es más frecuente en
varones. Sin embargo, aproximadamente entre el 60 y el 80 por ciento de los
adultos mayores de 18 años que han tenido antes TDAH tienen persistencia de los
síntomas. “Es decir, casi tres cuartas partes siguen refiriendo que tienen
síntomas y que éstos interfieren en sus estudios, en su profesión, etc.”.
La
especialista señala que un metanálisis publicado en 2012 indica que en España
hay un 6,8 por ciento de menores de 18 años con síntomas compatibles con TDAH.
Causas
La causa
principal del TDAH es la herencia. Aproximadamente el 75 por ciento de los casos con
este trastorno tiene causas de origen genético. No obstante, determinar este
origen es complicado ya que la patología no la causa un solo gen y además estos
genes interactúan entre ellos. Hay muchos implicados, principalmente los
sistemas que regulan la dopamina, la adrenalina, la serotonina, etc. Es una
herencia poligénica y compleja porque también interactúan entre ellos, etc.
Además
del origen genético, Díez explica que hay una serie de factores, los
denominados perinatales, que están relacionados con el embarazo, el
parto y los primeros meses de vida que también pueden producir TDAH. Estos
son el consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo o la presencia de
sufrimiento fetal, entre otros.
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Síntomas
Los niños
con TDAH son muy inquietos impulsivos y tienen problemas para prestar atención
y concentrarse. A pesar de intentarlo, son incapaces de escuchar correctamente,
de organizar sus tareas, de seguir instrucciones complejas, de trabajar o jugar
en equipo. El actuar sin pensar (la conducta impulsiva) provoca problemas con
padres, amigos y profesores. Suelen ser niños inquietos, siempre en movimiento,
incapaces de permanecer sentados mucho tiempo o con una constante inquietud
(que se ve en tamborileo de dedos o en el movimiento constante de los pies o
las piernas).
Esta
patología puede afectar negativamente al rendimiento de los niños en el
colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y social.
Las
manifestaciones pueden dividirse en tres grupos:
Síntomas relacionados con la inatención
La
presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil explica que el
principal síntoma es que los infantes no son capaces de mantener la atención
que se espera para su edad durante mucho tiempo. Además, a estos niños les
cuesta ponerse a hacer todas las tareas que suponen un esfuerzo mental. “Está
como en su mundo, se distrae con facilidad y va de un tema a otro”, afirma.
El
principal lugar donde se aprecian estas manifestaciones es en el ámbito
escolar. Los profesores a veces presentan quejas en este sentido, pero también
aparecen en casa: cuando un niño tiene que organizar sus cosas, también está
muy despistado.
En
general suele caracterizarse por:
- No atiende detalles, comete
errores.
- Dificultad para mantener la
atención.
- Sordera ficticia.
- No sigue instrucciones, no
termina las tareas.
- Dificultad para organizarse.
- Evita tareas que requieren
esfuerzo continuado.
- Olvida y pierde cosas
necesarias para su actividad.
- Fácil distracción por
estímulos externos.
- Olvidadizo en las
actividades diarias.
Síntomas relacionados con la hiperactividad
La
hiperactividad puede ser muy evidente en niños de menor edad y va
desapareciendo con el crecimiento. Se manifiesta de forma diferente dependiendo
del niño aunque suele caracterizarse porque están siempre en movimiento,
corren, saltan, tienen dificultades para estar quietos, hablando mucho y de
forma precipitada y sin pensar.
Los
síntomas más frecuentes en este bloque son:
- Inquietud, se mueve en el
asiento.
- Se levanta cuando debería
estar sentado.
- Corre y salta en situaciones
inapropiadas.
- Dificultad para jugar
tranquilamente.
- Excitado a menudo,
"como una moto".
- Verborrea.
- Responde antes de que
finalice la pregunta.
- Dificultad para guardar el
turno en actividades de grupo.
- Interrumpe a otros en los
juegos, conversaciones, etc.
Síntomas relacionados con la impulsividad
Aquí
tiene cabida todo lo que hace referencia a las situaciones en las que los niños
actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos. “Los niños con TDAH suelen
ser personas muy impacientes que a veces corren riesgos innecesarios y sin
pensar en las consecuencias negativas que tienen”, advierte Díez.
Prevención
La
psiquiatra Azucena Díez aclara que el TDAH se trata de una disfunción cerebral
que no se puede prevenir. No obstante, indica que los cuidados generales de
salud a lo largo del embarazo y las campañas de prevención de consumo de
alcohol y tabaco en la gestación, así como un parto bien asistido podrían ser
una fuente de prevención, casi la única.
“De
hecho, esto lo vemos con los niños adoptados, quienes tienen diez veces más
posibilidades de desarrollar este trastorno que los niños que han nacido en
nuestro país”, dice Díez. “Esto se puede deber a un mayor consumo de tóxicos o
también a embarazos y partos no atendidos”.
Por otro
lado, la especialista indica que existe otro tipo de prevención que se podría
denominar secundaria: empezar el tratamiento lo antes posible una vez que la
patología está diagnosticada. De esta forma podrían prevenirse otras
complicaciones asociadas al TDAH.
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Los niños
con TDAH con síntomas de hiperactividad suelen estar siempre en moviemiento,
corriendo, saltando, etc.
Tipos
Pueden
distinguirse tres tipos:
- El más frecuente es el tipo
combinado, en el cual se dan síntomas tanto de inatención, como de
hiperactividad e impulsividad.
- En segundo lugar está un
porcentaje, alrededor del 40 por ciento de niños, que sólo presentan
inatención., “No se mueven mucho, no molestan en clase, no hablan
demasiado, pero les cuesta mucho rendir académicamente o desarrollar
funciones que les corresponde a su edad y en cualquier ámbito”, explica
Díez.
- Por último, hay un grupo con
un porcentaje muy pequeño que sólo presentan síntomas de hiperactividad.
Es el tipo menos frecuente de TDAH.
Diagnóstico
El diagnóstico
es complejo y se realiza a través de la observación de la conducta del niño y
de una entrevista clínica con los padres o los cuidadores. “Es muy importante
que en la entrevista siempre haya información, aunque sea indirecta, de los
profesores, de cómo ven ellos al niño en clase”, indica la psiquiatra.
De forma
complementaria pueden realizarse test con escalas de evaluación de la conducta,
rellenadas por los padres, profesores y otros cuidadores del niño.
Proporcionarán información acerca de la gravedad del trastorno, de la presencia
e importancia de otros trastornos psiquiátricos o de diversos problemas de
comportamiento y podrán ser de ayuda a la hora de valorar la eficacia de los
tratamientos aplicados.
Dichas
escalas son complementarias, por lo que no pueden determinar un diagnóstico por
sí solas. Dada la evidencia de la importante carga genética del TDAH es
conveniente realizar una historia médica detallada, tanto personal, como
familiar.
Por
último, el especialista debe tener en cuenta que hay un gran número de
trastornos en la infancia que pueden presentar síntomas similares a los del
TDAH y cuyo diagnóstico debe descartarse en el proceso de diagnóstico del
mismo. Entre estos se incluyen los trastornos del aprendizaje, de conducta, de
ansiedad y afectivos (como depresión, ansiedad generalizada, trastorno
obsesivo-compulsivo) y patologías como el hipertiroidismo (que presenta
inatención) o la epilepsia, entre otros.
“Los
test, aunque no son necesarios, ayudan mucho a conocer el perfil cognitivo del niño.
Es decir, si uno conoce el nivel de inteligencia del niño y cómo funciona
diariamente en su planificación y cuál es su nivel de atención en las pruebas
psicológicas será mucho más fácil desarrollar un plan de tratamiento especial
para este niño”, apostilla. “Son recomendables, por ejemplo, las pruebas para
determinar la capacidad intelectual, pero no necesarias, no son
imprescindibles”.
Tratamientos
El
tratamiento principal, y que ha mostrado desde hace décadas su efectividad, es
la terapia farmacológica ya que permite corregir la disfunción cerebral durante
las horas que hace efecto.
Según la
presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil, hay varios fármacos
que han demostrado su eficacia y seguridad. Algunos son del grupo de los
estimulantes, como por ejemplo, metilfenidato, y otros se llaman fármacos no
estimulantes, como la atomoxetina.
Además
del tratamiento farmacológico, Díez insiste en que es muy importante que los
padres y los profesores sepan en qué consiste el trastorno y actúen en
consecuencia. “Cuanto más conozcan sobre el TDAH, más podrán ayudar a los
niños. Por ejemplo, no es lo mismo dar una orden a cualquier niño que a uno que
tenga la patología. A ellos hay que darles las órdenes por partes, mirándoles
directamente a los ojos, asegurándose de que le han comprendido. Estas pautas
mejoran muchísimo el pronóstico”, recalca.
A
continuación hay que explicarle al niño qué tiene y, sobre todo, si es mayor
hay que darles estrategias para mejorar la inatención. “Muchas veces llegan a
la adolescencia con una baja autoestima, con la sensación de que no son
autosuficientes porque no hacen las cosas bien. Son niños que reciben muchas
críticas a su alrededor”.
En
algunos casos el TDAH se complica con otros problemas: ansiedad, depresión, o
trastornos de conducta y trastornos negativos desafiantes. En estas situaciones
es muy importante que el niño reciba psicoterapia. “Cuando los padres sientan
que no pueden con el niño, también es recomendable que reciban un
tratamiento psicoterapéutico aplicado”, afirma.
Por
último, es muy importante el apoyo escolar. Hay muchos niños con TDAH que
tienen un retraso académico. Los que lo tienen, necesitan apoyo; los que no,
no. En estos casos hay que individualizar”.
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