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Más concretamente, las porfirias son un conjunto de enfermedades derivadas de una producción anómala de la hemoglobina, una proteína de la sangre. La deficiencia se produce en un grupo prostético llamado hemo, cuya biosíntesis es deficiente por problemas en las enzimas.
Existen varios tipos distintos de porfirias, aunque en función del defecto metabólico la clasificación se reduce a dos: hepáticas y eritropoyéticas. La más común es la la porfiria cutánea tardía y, si bien la transmisión suele ser hereditaria, hay otros factores -alcohol, drogas, infecciones, determinadas hormonas,…- que pueden desencadenar en ataques de este tipo.
Además de las erupciones cutáneas anteriormente comentadas, la ‘enfermedad de los vampiros’ puede manifestarse en forma de cólicos, dolores abdominales, alteraciones de los sistemas nervioso y muscular, molestias en las extremidades e incluso parálisis, problemas mentales y cambios de personalidad.
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