viernes, 18 de diciembre de 2015

 
LA IMPRENTA

Hasta la invención de la imprenta moderna, gracias a la invención del alemán Johannes Gutenberg entre los años 1430 y 1440, los libros eran copiados a mano. Este dato hace suponer lo extraño que sería ver un libro para la mayoría de las personas. Tras varios experimentos Gutenberg logró formar el molde de mano, una nueva técnica que le permitió generar grandes cantidades de metal fácilmente moldeable. Este invento facilitó el acceso al conocimiento de una manera excepcional, lo que permitió también el desarrollo de nuevas invenciones, la proliferación de las Universidades y todo tipo de aprendizajes a nivel masivo.


 Gutenberg, en su labor de impresor, creó su famoso incunable Catholicon, de Juan Balbu de Janna. Pocos años después, imprimió hojas por ambas caras y calendarios para el año 1448. Además, junto a su amigo Fust editaron algunos libritos y bulas de indulgencia y en particular, aquel monumento de la imprenta primitiva, la Biblia de las 42 líneas, en dos tomos de doble folio, de 324 y 319 páginas respectivamente, con espacios en blanco para después pintar a mano las letras capitulares, las alegorías y viñetas que ilustrarían coloridamente cada una de las páginas de la Biblia.
Libros, incunables, ediciones ilustradas con grabados de madera: la mejora de las técnicas y materiales de imprenta llevaron durante cuatro siglos las palabras por todo el mundo. El arte tipográfico evolucionó y llegó a crear obras maestras en la formación y estructuras de libros y ediciones especiales impresas. Actualmente las técnicas de impresión en calidad y volumen han mejorado de forma impresionante, algunas por medio de computadora, olvidándose del arte tipográfico que muchos tipógrafos del mundo se resisten a cambiar.
Pocos inventos han tenido la influencia en el ser humano como la creación de la imprenta, ese antiguo arte que, si va unido a una obra en labor del tipógrafo y a la obra escrita de un buen autor, proporciona una obra de arte completa, lista para conmover en belleza literaria y estética tipográfica al lector, el fin primero y último de la imprenta.
A finales del siglo XIX, se perfeccionó el proceso, gracias a la invención en 1885 de la linotipia, por Ottmar Mergenthaler.
Los nuevos medios de comunicación aparecieron en un momento de un cambio acelerado y de comunicaciones más veloces y fueron la respuesta a la mayor demanda de información y entretenimiento. Los nuevos sistemas y estructuras nunca borran por completo los anteriores sino que se superponen. Así, las nuevas técnicas de almacenamiento y recuperación de información han necesitado de los medios de impresión en este campo para reagrupar y encontrar nuevas colocaciones, a menudo de carácter más especializado.
La revolución audiovisual se ha presenciado en medio de un diluvio de material de promoción impreso. Todo esto ha traído consigo cambios que afectan al libro; por ejemplo, la composición convencional es ahora tan cara que solamente se justifica en tiradas muy grandes, pero hay una gran variedad de métodos de impresión más económicos, como la fotocopia y la duplicación electrostática.

Con la aparición de la tinta electrónica y los conocidos libros electrónicos o eBooks se ha logrado que ya no sea necesario imprimir un libro para poder distribuirlo y por ende leerlo. Diversos dispositivos permiten la compra y adquisición de libros, publicaciones y revistas desde el mismo aparato, lo que reduce de forma notable el costo de producción de la propiedad intelectual además de aportar una solución ecológica. También hay que resaltar el papel de internet como gran medio para distribuir información a través de páginas web y correo electrónico, sustituyendo muchas veces al uso tradicional del papel en ámbitos como la prensa escrita o el correo postal. Por estas razones alguna gente presume un futuro incierto para la imprenta, después de más de cinco siglos jugando un papel fundamental en la historia de la humanidad por la capacidad tangible que tiene de propagar el conocimiento.






No hay comentarios:

Publicar un comentario